sábado, 16 de agosto de 2008

Tratamiento depurativo con Aloe Vera.

En vez de este titulo, podría haber elegido otro mucho más espectacular, y a continuación sabrán a qué me refiero, pero la prudencia me exige que vaya con cuidado.
El remedio se debe a Fray Romano, un monje Franciscano de origen brasileño, maestro del seminario de Belén, en Israel, cuya fama se va expandiendo por toda Judea debido a su siguiente afirmación: “Yo curo el cáncer y cualquier persona puede hacerlo, sin hacer milagros, simplemente aplicando los productos que produce la madre naturaleza. La Naturaleza tiene remedios para curar las enfermedades. Basta con descubrirlos”.
¿Qué decir acerca de tan abrumadora aseveración? La lógica nos dirá que la desechemos, pero teniendo en cuenta que la fórmula milagrosa no contiene ningún ingrediente que pueda resultar dañino, creo que lo más inteligente sería la experimentación, aunque solo sea como un remedio depurativo.
Podría escribiros la receta, pero mejor os pongo un video que describe su preparación.
Recuerda que el mejor modo de construir tu Verdad, es mediante la propia experimentación.

lunes, 4 de agosto de 2008

Vedas y... Vista

–¿ Pero, es posible? –Insistí–. ¿Es posible aguzar la vista o el oído realizando una serie de ejercicios?
–Naturalmente. No es un aprendizaje rápido, desde luego, pero sí muy efectivo. ¿Cómo crees que pudo Leonardo da Vinci estudiar y describir hasta el menor detalle el vuelo de las aves para tratar de aplicar esos conocimientos al diseño de sus máquinas voladoras? Tenía una vista parecida a la nuestra y lo consiguió mediante un adiestramiento visual que él mismo ideó.
El último Catón. Matilde Asensi.
Si Leonardo da Vinci tenía o no una vista excepcional, nunca lo sabremos con certeza, pero si realmente la tuvo, posiblemente no fue gracias a ejercicios que él ideó, sino que los obtuvo de alguna fuente determinada.
Bien es sabido el gran interés que Leonardo mostraba por los conocimientos de los antiguos filósofos griegos, y una prueba de ello la tenemos ni más ni menos que en la magistral obra del genio toscano La Última Cena.
En el extremo derecho del mural encontramos a tres apóstoles conversando ajenos al resto de la escena, que corresponden a Mateos, Judas Tadeo y Simón. Sabemos que da Vinci utilizaba modelos reales para los personajes de sus obras, y todos los expertos están de acuerdo en que, en la figura de Judas Tadeo, Leonardo se autorretrató a sí mismo. Pero lo más interesante es lo que Javier Sierra, genial investigador y escritor, asegura haber descubierto sobre la identidad de los otros dos modelos: Mateos corresponde a Marsilio Ficino, y Simón a un busto de mármol de Platón.
Ficino es famoso por ser el fundador de la Academia de Florencia, pero también por haber traducido al latín, entre otras, las obras completas de Platón. En cuanto al filósofo, podemos decir que fue pupilo de Pitágoras, y que este último, trajo consigo diversos conocimientos de la India, y entre ellos, bien podrían estar algunas técnicas muy simples que se enseñan en ayurveda para mejorar la vista.
Mirar al Sol con los ojos cerrados.
Cerrar los ojos y mirar al Sol durante treinta segundos. Esto hará que la luz estimule la célula de la retina. Tenemos ojos porque hay luz y hay luz porque tenemos ojos para verla.
Enfocar.
Mirar algo lejos y luego algo cerca. Tradicionalmente, uno miraba sus manos y luego el horizonte. Hacerlo durante treinta segundos. Ésto aumentará la flexibilidad de las pupilas, que con la edad, se vuelven más rígidas, comienzan a estancarse los líquidos y se forman cataratas.
Lectura a distancia.
Se coloca un texto en la pared y nos situamos a un brazo de distancia de él. Cada día lo leemos situándonos un poco más lejos. El límite será sorprendente.
Lectura de cerca.
Se comienza a cierta distancia de un texto y cada día lo leemos más cerca, hasta que podamos leerlo aunque esté pegado a nuestra nariz.
Lavar los ojos con saliva.
Jesús fue a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaban que lo tocase.
Entonces tomando al ciego de la mano, le sacó fuera de la aldea.
Después de mojarle los ojos con saliva e imponerle las manos, le Preguntó: –¿Ves algo?

Al mirar, él Decía: –Veo a los hombres, pero los veo como árboles que andan.
Luego puso otra vez las manos sobre sus ojos, y miró intensamente. Y fue restaurada su vista, y Veía todo de lejos y claramente.
Marcos 8,22 a 8,25.
Hacerlo tras el cepillado de dientes y enjuagado. Podemos pensar que nos comemos un limón para mejorar la salivación, verter la saliva en un vaso y lavar los ojos con ella. La lógica de esto es que la saliva posee una enzima proteolítica que digiere proteína muerta, y eso es lo que son las cataratas.
Estos ejercicios hay que hacerlos todos los días, con gafas o sin ellas, pero siempre del mismo modo. Si decidimos hacerlo con gafas, debemos acudir a nuestro oculista una vez al mes para una revisión. Nunca hacerlo con lentillas, podemos dañarnos los ojos. Los diabéticos deberán abandonar los ejercicios en caso de sangrado del ojo.
Pero si todo esto fuera poco, también podemos utilizar el sentido de la vista para mejorar ciertas habilidades, tales como la atención, la memoria y la intuición. Para ésto usamos lo que en ayurveda se denominan mudras, que son posiciones específicas de los ojos.
Así, fijaremos la vista en la punta de la nariz durante treinta segundos sin parpadear, y luego hacemos lo mismo pero centrándonos en el entrecejo.
Estos dos ejercicios son muy recomendables para niños con problemas de aprendizaje o hiperactividad. Otros ejercicios son:
Mirar hacia arriba y a la izquierda para fortalecer el recuerdo de imágenes durante treinta segundos.
Mirar hacia arriba a la derecha para mejorar la habilidad de crear nuevas imágenes.
Mirar hacia abajo a la izquierda para mejorar el recuerdo auditivo.
Mirar hacia abajo a la derecha para mejorar el recuerdo emocional.
Ésto habrá recordado a la Programación Neurolingüistica, y es que ésta se apoya en los antiguos mudras. La diferencia es que mientras la PNL es una técnica de manipulación, la ayurveda utiliza los mudras para el propio beneficio del individuo.